Rutas e historias de montaña mas o menos normales, y alguna cosa mas…

miércoles, 3 de septiembre de 2014

CRESTA DE LA SERRA DE LES CANALS (OLIANA)

EXCURSION DE RECONOCIMIENTO     

Breve salida de reconocimiento de la Serra de les Canals (cerca de Oliana). La finalidad era descubrir el itinerario de acceso a la cresta de cara a un futuro recorrido de la misma. Una excursión que hicimos “de paso”, cuya principal característica fue el calor sofocante y el conocer uno de los muchos rincones olvidados del Prepirineo catalán. La información técnica y detallada de la ruta la dejamos para cuando hagamos la cresta (esperemos que pronto y con un tiempo mas frío). Por si alguien la quiere hacer (creemos que vale la pena) adjuntamos algo de cartografía, la crónica y las fotografías de la actividad, que consistió en acceder a la cresta (algo complejo) y recorrer la primera cuarta parte de la misma. Sólo un consejo, evitar en épocas calurosas…

Encontrareis una escueta, pero creemos que suficiente, descripción del recorrido del cresterio en el  blog "Escalada per a Tontos": http://escaladaperatontos.blogspot.com.es/2011/04/integral-la-serra-de-les-canals.html














CARTOGRAFIA

CRONICA 

La Serra de les Canals es una de las muchas “perlas” olvidadas del Prepirineo catalán. Situada al norte del pueblo de Oliana, forma una barrera de paredes a la derecha (E) del estrecho en que empieza el pantano d’Oliana. Su punto mas alto, el Roc de la Creu (854 m), se encuentra en el sector oriental de la montaña y está coronado por una gran cruz que es visible desde lejos. Los escaladores visitan de cuando las pocas vías de su pared sur. Para los excursionistas es un monte prácticamente desconocido. La modestia de la cima y el acceso complicado, con tramos de trepada por placas rocosas, seguro que tienen mucho que ver.

Hacía tiempo que nos mirábamos la Serra de les Canals. En Internet hay bastante información sobre sus vías de escalada. Pero muy poca (sólo tres entradas) de itinerarios “sencillos”. Dos describen la subida al Roc de la Creu desde el oeste, siguiendo su “via normal”. La otra se refiere al recorrido este-oeste de la cresta y es algo mas difícil. Esta travesía nos pareció interesante y adecuada nuestro nivel. Y decidimos probarla… Sabedores de que, a menudo, estos recorridos tienen un acceso lioso y complicado, decidimos hacer una salida previa de reconocimiento. Así que, de camino a Laspaúles, el pasado sábado fuimos a Oliana para ver el punto de inicio del recorrido y conocer la ruta de subida al inicio de la cresta.

Dejamos el coche en la ermita de Sant Andreu del Castell. Es un lugar bonito y agradable, con bancos, fuentes y hasta un pequeño circuito turístico (Jardí del Castell). Lo avanzado de la hora, el ambiente sofocante y cargado de humedad, y los nubarrones amenazantes que tapizaban el cielo (la meteo daba  tormentas a partir del mediodía) no invitaban a hacer nada. Pero como que no pensábamos ir lejos nos animamos a salir. Nos calzamos las botas, pusimos cuatro cosas en las mochilas y empezamos a caminar.

Primero fuimos hasta la ermita para observar la montaña y decidir la ruta de acceso a la cresta. Estaba claro que se había de remontar una amplia canal-ladera muy tiesa y evidente, plagada de bandas rocosas separadas por repisas pedregosas y canales llenas de vegetación. A la izquierda de ladera está el paredón del Roc de les Hores, que es la punta mas occidental del cresterío. A la derecha del mismo un pequeño collado, en el que hay una torre de alta tensión, marca el inicio del recorrido de la cresta. El acceso al collado no puede hacerse directamente. Coincidimos con la reseña en que la ruta aparentemente mas lógica y sencilla es alcanzar la base de la ladera y trazar una gran Z en la misma. Así que fuimos a ver…

Desde un colladito que hay poco antes de la ermita, un sendero nos llevó hasta una canal situada a la derecha de la ladera. En este punto desaparecía el camino. Tras varios intentos infructuosos de seguir canal arriba (N), en los que nos peleamos con una vegetación salvaje que nos dejó hartos y arañados, decidimos seguir flanqueando a la izquierda (O). Un huella de paso, discontinua y muy sucia, nos condujo en ligero descenso por debajo de unos muros hasta otra canal. Al otro lado de la misma el terreno, que seguía siendo “jabalí” pero estaba algo mas claro, nos permitió subir a la derecha (N) con relativa facilidad.

Tras unos minutos de ascenso salimos a una ladera empinada y despejada en la que el avance, ahora por placas rocosas y zonas terrosas, era mucho mas cómodo. A nuestra izquierda, bastante cercana, teníamos el paredón del Roc de les Hores. Tras remontar unas decenas de metros de desnivel iniciamos una diagonal ascendente a la derecha. Intentando esquivar las zonas de arbustos pinchosos, y las terrazas pedregosas e inestables, fuimos enlazando placas rocosas por debajo de una zona de paredes, hasta situarnos a la derecha de la ladera. Ahí giramos a la izquierda para iniciar un ascenso en diagonal por placas inclinadas y algo colgadas. Este tramo no fue difícil, pero si algo delicado. La subida por adherencia pedía buen pie y asegurar cada paso que dábamos. Mal lugar para caer… Pero el problema no era el terreno (en general bastante franco) sino la fortísima sensación de bochorno que nos ahogaba y nos hacía sudar copiosamente. Varias veces estuvimos a punto de darnos la vuelta. A fin de cuentas la ruta de acceso estaba clara. Además, continuar alargaba un descenso un tanto delicado en el que preferíamos no pensar. Pero la curiosidad nos empujaba hacia arriba… Así que, poco a poco, seguimos subiendo y, sin grandes problemas técnicos, llegamos al collado (696 m). Seguidamente trepamos por la corta pared de la derecha (E) y alcanzamos los alto de una punta rocosa y panorámica, en la que nos tumbamos a descansar.

El objetivo de la salida se había cumplido sobradamente. La lógica decía que se había acabado la subida. Pero Encarna, que esta vez estaba guerrera, quería mas. Insistió varias veces en seguir un poco mas, hasta la primera punta de la cresta que no parecía demasiado lejana. El calor me tenía bastante harto. Ansiaba volver al coche, sacarme la ropa llena de molestos restos de vegetación y empapada de sudor, y meterle mano a la nevera para zamparme una bebida fresca. Pero me dejé convencer por mi mujer. Así que, tras unos minutos de descanso, proseguimos la ascensión.

La subida por la cresta mantenía el carácter de los tramos rocosos que habíamos hecho mas abajo, pero era mucho mas bonita y espectacular. Placas inclinadas en las que se avanzaba por adherencia con un buen patio a la derecha (S) y una empinada ladera de rocas y arbustos a la izquierda (N). Lo mejor era ir por el mismo filo de la arista que, conforme ganábamos altura, ganaba inclinación y se hacia mas estrecha. Sin prisas ni problemas alcanzamos la punta donde habíamos decidido darnos la vuelta (785 m). Y pasó lo que tenía que pasar. Seguimos adelante…

La cresta ahora horizontal (pequeñas subidas y bajadas) pasó a ser estrecha y obligada. Fácil pero aérea. Bonita y espectacular... A la derecha la pared caía en vertical. Veíamos el coche y la ermita a vista de pájaro. Según la reseña habíamos de encontrar un escalón vertical donde se ha de hacer un pequeño rápel que, al no ir equipados, forzosamente debería de marcar el final de nuestra andadura. En pocos minutos llegamos al paso. Un pírrico anillo de cuerda pasado alrededor de la base de una pequeño arbusto constituía la instalación por la que habría de pasarse la cuerda. El rapel se veía corto (unos 5 m) pero algo extraño. Tanto que baje un poco para ver si se podía evitar. Negativo… Pero tal vez podría destreparse con seguro estático o, aun mejor, ayudarse de una cuerda fijada en la instalación que, evidentemente, habría que renovar. En cualquier caso eso sería otro día…

Permanecimos unos minutos en este punto observando la continuación de la arista. Lo que veíamos parecía estrecho y aéreo, pero sencillo, con alguna punta mas tiesa que debería exigir algún paso de trepada (según la reseña la dificultad es de II grado). Mas adelante, fuera de nuestro campo de visión, y poco antes de la cima del Roc de la Creu, hay un tramo vertical que se salva con la ayuda de una cuerda fija, que vete a saber como estará. Se tendrá que ir preparado…

Satisfechos por nuestro reconocimiento, que gracias a Encarna había sido mucho mejor de lo previsto, iniciamos el descenso. Sorprendentemente, fue bastante mas fácil de los esperado, aunque el calor hizo que disfrutáramos bien poco. Salvo en el tramo inferior de la ladera (en que probamos otro itinerario que resulto ser mejor que el que hicimos de subida) volvimos por donde vinimos. Una vez en el coche nos lavamos y refrescamos en la fuente, y nos cambiamos de ropa y de calzado. Una bebida bien fría puso el colofón a unos minutos de intenso placer. Sin duda fueron los momentos mas agradables de la excursión…

Recompuestos y relajados, nos subimos al coche para proseguir el viaje a Laspaúles. La salida de reconocimiento, aunque dura por el calor, había sido todo un éxito. Ahora solo habríamos de esperar a tiempos mas fríos para volver y finalizar el recorrido de la cresta de la Serra de les Canals. Seguiremos informando…

FOTOGRAFIAS
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EniEn - Septembre 2014

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